Palabras de un matriculado al Dr. Grande
4 de noviembre de 2025
Con profundo dolor me siento a escribir una semblanza del Dr. Guillermo Grande. Esta mañana me avisaron que había fallecido, y desde ese momento comenzaron a llegar mensajes de muchos de sus exalumnos y colegas, conmovidos por la noticia.
Guillermo fue, para muchos de nosotros —sus alumnos—, el modelo de médico veterinario al que aspirábamos. En los años 90 nos daba clases y compartía información de los journals que compraba y mandaba traducir, enriqueciendo permanentemente nuestra formación. Fue el clínico que nos enseñó a pensar en lo que les ocurría a nuestros pacientes, a construir una aproximación diagnóstica y a fundamentar cada terapia que intentábamos.
Generó una fuerte motivación para que intentáramos ser la mejor versión posible de nosotros como profesionales. Cada vez que asistíamos a jornadas y escuchábamos a referentes mundiales comentar novedades que ya habíamos oído en sus clases, sentíamos que podíamos alcanzar un nivel de excelencia profesional.
Desde el año 2007, los sábados en nuestra FCV-UNL, comenzaron las clases de Bases para la Práctica Equina, orientadas a comprender la medicina veterinaria del atleta equino, la producción equina con fundamentos científicos, y la anatomía topográfica como base para la revolución que se avecinaba con el diagnóstico por imágenes. Él lo vio antes que muchos, y se preocupó por enseñarlo a sus alumnos.
Fue también un docente apasionado, que deseaba que sus alumnos fueran su mejor versión. Siempre luchó por la excelencia académica, tanto de sus estudiantes como de su querida facultad.
Desde junio de 2017 quedé a cargo de las asignaturas Clínica de Equinos, Producción Equina y Bases para la Práctica Equina, así como del Grupo de Estudio Dirigido Equinos, que el Dr. Grande había iniciado con proyectos de investigación en artropatías y terapias regenerativas.
Con el Grupo continuamos realizando las Jornadas de Medicina y Producción Equina cada año, invitando a docentes de distintas universidades públicas nacionales, tratando de emular la motivación que él nos transmitió a muchos de sus exalumnos y actuales docentes, para inspirar a nuestros propios estudiantes.
Hoy, al comenzar la ejecución de una Diplomatura en Medicina Equina avalada por la Universidad Nacional del Litoral, ya empezamos a extrañarlo. Le había propuesto temas para que nos acompañara y enriqueciera el cursado de este posgrado, y como siempre que le pedí algo para la Facultad, se ofreció con toda su generosidad.
No alcanzan las palabras para agradecer lo que fue para nosotros —sus exalumnos y quienes continuamos la tarea docente—. Como dije cuando traspasó su cargo en 2017: dejó la vara muy alta, y eso nos obliga siempre a mejorar.
Hasta siempre, Maestro.
Alejandro Enríquez
Profesor Asociado – Clínica de Equinos
Facultad de Ciencias Veterinarias – UNL
